CADA VEZ SOMOS MÁS ESTÚPIDOS (Y PODRÍA SER UN CAMBIO DE HÁBITOS)


El coeficiente de inteligencia, que había subido durante el siglo XX, a la baja en los últimos años. 'Efecto Flynn' es como se llamó el fenómeno del aumento del coeficiente de inteligencia que se produjo en todo el mundo durante el siglo XX. Los últimos años, sin embargo, los resultados de los tests de inteligencia se están revirtiendo, según un estudio de la revista 'PNAS' recogido en 'The Times'. Además, la publicación atribuye este fenómeno a cambios de hábitos y no a causas genéticas.

El estudio, realizado en Noruega por Ole Rogeberg y Bernt Bratsberg, del Ragnar Frisch Centre for Economic Research de Oslo, está hecho a partir de pruebas con 730.000 jóvenes que se presentaron en el servicio militar entre 1970 y 2009. Sin que ya existían estudios que alertaban de la reversión del efecto Flynn ', este último muestra también una disminución. El grupo de jóvenes examinados ha resultado tener un coeficiente de inteligencia más bajo que sus padres a su edad.

Los científicos creen que el descenso del coeficiente comenzó con los nacidos en 1975 y calculan que desde entonces ha caído 7 puntos por generación. Los resultados concretan que los nacidos en 1991 tienen 5 puntos menos que los nacidos en 1975, y que éstos tienen un coeficiente tres puntos más bajo que los nacidos en 1962. Hasta 1975 la tendencia había sido de tres puntos de subida por década.
Aunque las últimas teorías científicas apuntaban a que la causa del decrecimiento era genética y que aquellos con menor coeficiente tenían más hijos y, por tanto, hacían aumentar la población menos inteligente, el estudio noruego descarta esta opción. Lo relaciona con un cambio de los métodos de aprendizaje y de los hábitos de nutrición y de salud y, incluso, con la luz artificial. También con las nuevas tecnologías y la sustitución de la lectura por los ordenadores y la televisión.
Ahora bien, Rogeberg considera que los resultados no implican que los jóvenes actuales sean menos inteligentes que sus padres sino que la inteligencia no se puede medir de la misma manera que hace 60 años, y que el concepto debe adaptarse a la era digital.

¿Los tests de inteligencia miden realmente la estupidez?

"Los investigadores en el campo de la inteligencia distinguen entre la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada", apunta Rogeberg, que explica que la cristalizada está relacionada con lo aprendido, y la fluida, con el habilidad para entender nuevos patrones y solucionar nuevos problemas. Los tests están creados a partir de aritmética y razonamientos verbales y, por tanto, favorecen la inteligencia cristalizada basada en la educación tradicional. Así, Rogeberg asegura que los resultados no son preocupantes si responden a este factor educacional. ARA.CAT

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